Escrito de puño y letra por Enchin, este documento nos permite apreciar su estilo único de escritura
Era un recordatorio de Enchin a sus discípulos, reiterando el decreto establecido por el Departamento de Estado en 871, que estipulaba que cuando un gran monje muriese sin tener discípulos, los mantras y textos rituales en su posesión se guardasen en los archivos de mantras de la biblioteca del templo para evitar su dispersión. Así Enchin comunicaba, de su puño y letra, su deseo de una transmisión adecuada de las enseñanzas.